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viernes, 18 de noviembre de 2016

¿Pilates de suelo o Pilates de máquina?


Si estás leyendo este nuevo post es porque te gusta el deporte o al menos el pilates, o lo mismo tienes dudas y no sabes si el pilates está hecho o no para ti y necesitas un poco de orientación.

Yo simplemente voy a contar mi experiencia personal de cómo descubrí el pilates, qué me aportó y porqué decidí cambiar a pilates de máquinas.

Empezando por el principio, cuando tuve a mi segundo hijo empecé a sentir muchas molestias de espalda. Además de la escoliosis que padezco desde la adolescencia y que irá conmigo el resto de mi vida, el hecho de tener un bebé, hizo que mis síntomas empeorasen. Hay que tener en cuenta que cargas con un peso casi de forma constante, lo sientas en el coche, lo metes en la bañera, lo llevas de la mano agachada muy por debajo de tu estatura,... Todo eso unido a muchas horas de ordenador y teléfono, me llevaron a buscar algo para al menos aliviar las molestias que sentía.

Así fue como buscando un deporte suave, que me estirase, que no me desgastase en exceso y que me relajase...acabé en una clase de pilates de suelo.

Para el que no lo sepa, el método pilates fue creado a comienzos del siglo XX y originalmente resultó ser una mezcla de la gimnasia tradicional y el yoga, teniendo un papel muy importante: el control mental y  la respiración. El método se centra en el desarrollo de los músculos internos para mantener el equilibrio corporal y dar estabilidad y firmeza a la columna vertebral.

Pues bien, fue para mi una sorpresa el descubrir que una clase de 45 minutos, dos días a la semana, me dejaba totalmente "machacada" sin sudar prácticamente y con unos ejercicios muy controlados, pautados y aparentemente tranquilos. Además tras cada clase me sentía como muy relajada y como si hubiese estirado todas las vértebras, una a una.

En este punto debo añadir que en las clases que yo iba trabajábamos con el aro, el rulo, la pelota grande y pequeña, el elástico y el RTX. Si bien todos los elementos mencionados son habituales en clases de pilates, el RTX realmente no lo es.





El TRX es un sistema de entrenamiento en suspensión que se puede practicar solo o añadido a cualquier rutina de ejercicios, como el pilates. Aquí os muestro uno de los muchos ejercicios que se pueden hacer. Los hay sencillos, basados en estiramientos de espalda, piernas y brazos y muy complejos, donde por ejemplo colgados de los pies se trabaja el tronco a mucha intensidad.



A mi francamente me encanta el RTX. Me sienta fenomenal para estirar la espalda y, para los días en los que uno quiere algo más cañero, es muy versátil y te hace sudar como el más duro de los entrenamientos:


Digamos que incorporado a las clases de pilates, se le da la función de estirar más, llegando cada uno hasta donde pueda. No hay límites.

Hasta aquí todo genial. Había encontrado un deporte para mi, que unido a alguna tarde de running para fomentar un poco el cardio y liberar estrés, resultaba ser una rutina perfecta de ejercicios.

4 años después, comencé a notar que necesitaba dar un paso más allá. Necesitaba esforzarme más, sudar más, avanzar. Quizás el centro de pilates al que yo iba se movía en un rango de edad superior al mío, y me sentía un poco estancada.

Fue así como decidí probar otra disciplina dentro del pilates: las máquinas.
Pregunté en varios centros de Marbella y San Pedro de Alcántara, zona donde vivo desde hace años, comparé precios, tipos de clases, instalaciones, horarios y finalmente me decidí por Darte Pilates.

Este centro se encuentra en la urbanización Linda Vista Baja, muy cerca del Bulevar de San Pedro de Alcántara. Es un centro pequeñito, perteneciente a la red BASI, que está presente en todo el mundo.

Allí encontrarás clases de grupos reducidos (máximo 3 personas) donde trabajarás con las distintas máquinas y verás como en cada clase se trabajan varios grupos de músculos. Debo decir que las clases son duras (¡para un nivel principiante también!) y que estarás súper machacado y con agujetas un tiempo, pero es como descubrir otro nivel. Aquí podéis ver un ejemplo:





A mi personalmente me ha encantado. Siento como trabajo cada músculo, como centrándonos en la respiración podemos controlar nuestro cuerpo y llegar a donde queramos llegar. Realmente es un reto. Todo depende de ti. Llegarás tan lejos como quieras. Y al final de día  cuando sientes que has trabajado bien y te acuestas machacado y dolorido, solo piensas en qué puedes hacer mejor al día siguiente, porque ¡esto engancha!

Lo cierto es que el pilates de máquinas es lo más cerca que he estado nunca de un entrenador personal. Éste te corrige constantemente; según tu condición o padecer físico te adapta los ejercicios para que refuerces donde estás más débil; te va pautando los ejercicios en grado de intensidad; te alienta a seguir,...

Realmente siento admiración por los chicos y chicas que imparten estas clases. Tienen un conocimiento muy amplio del cuerpo y ofrecen un servicio personalizado excepcional.

Por último, también debo señalar que, dado lo duras que me resultan las clases (¡¡muchas veces al salir no puedo ni apretar el pedal del embrague!!), creo que de no haber hecho pilates de suelo antes no habría sido capaz de comenzar con el pilates de máquinas. A mi parecer, requiere cierta condición física, cosa que no tiene que ver realmente con la edad. Hay alumnos allí con más de 60 años que son brillantes. El haber practicado el pilates de suelo me ha aportado la ventaja de que ya sabía controlar las inhalaciones y exhalaciones, ya sabía controlar el suelo pélvico, ya había aprendido a mantener el equilibrio y a controlar el centro (cinturón desde la base de las costillas hasta debajo de la pelvis).

En resumidas cuentas, ¡animo a todo el mundo a probar el pilates, ya sea de suelo o de máquina! Y para el que quiera ampliar información:  http://dartepilates.com/que-es-pilates/

¡Espero vuestros comentarios! :-)

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